El escritor, muchas veces, es como un caballo de carreras que ha perdido su jinete y ya no sabe porque está corriendo ni dónde está la meta y, sin embargo, se le exige seguir corriendo aunque no sepa ni hacia dónde ni por qué razón.
Antonio Gala
En noches como las de hoy, sobre la ventana de una noche estrellada; suena Zoe en mis altavoces y cierro los ojos para soñar un ratito por adelantado, sueño que soy pequeña, diminuta ante mis propias palabras. He perdido mi jinete algunas veces y he escrito sin pensar muchas otras, pero sin saber por qué razón, sigo escribiendo por si muero al no hacerlo, pues cuando algo te llena y parece que se escapa, la ansiedad invade tus arterias y el oxígeno se pierde entre tu alrededor.
Antonio Gala
En noches como las de hoy, sobre la ventana de una noche estrellada; suena Zoe en mis altavoces y cierro los ojos para soñar un ratito por adelantado, sueño que soy pequeña, diminuta ante mis propias palabras. He perdido mi jinete algunas veces y he escrito sin pensar muchas otras, pero sin saber por qué razón, sigo escribiendo por si muero al no hacerlo, pues cuando algo te llena y parece que se escapa, la ansiedad invade tus arterias y el oxígeno se pierde entre tu alrededor.
Nunca he perdido mi meta, la tengo rodeada de amarillo flourescente; tengo la certeza suficiente de saber que hay cosas que puedes alcanzar porque tu fe en ello es mucho más grande que la distancia entre el cielo y el suelo. En el cielo me encuentro cuando escribo, en la tierra cuando decido; en mi vida cuando sueño, en ningún lugar cuando me pierdo.
Me encuentro a veces en una línea invisible que inventé para cuando quiero juntar mis prioridades con mis ganas de soñar; sin embargo, una vez até este arnés y no he podido quitarlo, por si caigo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario